viernes, 29 de enero de 2010

Tacita a tacita
















Doña taza posada en la mesa
vigila con descaro.
Su oronda figura,
me mira de frente,
con el brazo puesto en jarra...
desafiante.
Echa un pulso conmigo
a ver quién se cansa antes,
si ella se enfría
o yo me lo bebo.
Se ríe abiertamente
y con esa boca grande,
engullirme parece,
apuesto a que si la dejara,
bién que lo haría
¡buena es ella para eso!
No hay quién le cierre la boca
diciendo la ultima palabra,
siempre se queda con algo de lo vertido.
Egoista y caprichosa,
para nada generosa,
lo hace,por que no le queda otra.

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