viernes, 26 de febrero de 2010

Transfusión
















La serpiente del deseo
va aguzando a su presa,
el cuerpo caliente va excitándola,
envolviéndola,
axfisiándola,
va ganando batalla.
Zizzaguéa presurosa
recorriéndome por dentro
un quemazón irresistible
del que zafarse es imposible.
Ella,silenciosa,perturbadora ...
poderosa.
El antídoto es tu cuerpo
del que inyectarme deséo.
Saboréo el elixir mágico
que me produce tu boca,
lenguas de fuego que se alimentan
de los encuentros,
dedos que se bamboléan,
al compás de las mareas
que el influjo de la luna
no produce soledad alguna.
Paséame por los tramos de tu memoria,
en la que no solo sea un vil recuerdo
de parajes en la sombra,
no quiero ser el bastardo
que recurra al abandono
hazme legítimo
de las lineas de tu vida,
no pertenecer a tierras áridas,
aquellas que no tienen nombre,
atrevámonos y encontremos la salida
en esta noche amanecida.

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