lunes, 4 de julio de 2011

Por los recuerdos












Ahí está, como siempre.
Como siempre desde hace un año, sometida a sus pensamientos, a sus irrealidades o a lo que pase por allí.
Era una mujer dispuesta, coqueta, entregada y ahora es un vago recuerdo de aquello. Solo quedan huesos y piél.
A veces se toca la cabeza y se enfada, se enfada cuál niño caprichoso que no consigue lo que quiere pero a ella se le permite.
Otras está ensimismada en ese mundo de cristal que ve con esos ojos que han vivido tanto pero al que no puede acceder. Se mantiene sumisa, callada.
Su alma hace tiempo que volvió a la niñez, a los juegos en la calle, a los bailes de romería, a los "mandados" como ella decía que le mandaba mamá, a la vergüenza de la mirada de un chico, a confidencias con amigas y a reconocimientos de colegio por aplicada, por leer mejor que nadie, por tener las tareas hechas y por ser respetuosa y educada.
Vuelven los recuerdos a una casa blanca donde el calor se quedaba en la fachada, donde se cantaba mientras se hacía la colada en esos lavaderos que se compartían o en esos ríos de aguas cristalinas que calmaban más de una sed.
Recuerdos poco contados de una guerra que vino para aterrorizar y que se fué seguro con alguna baja.
La emancipación y los hijos, la búsqueda de algo mejor,la ida de su casa hacia donde estaba el pan. La lucha por sobrevivir día a día con techos y cocinas compartidas. Más cambios de casa y la ayuda entre vecinos, las riñas de un padre severo y el abrigo de un ala.
Crecen los niños, pasan los años y de nuevo más niños a los que se quieren más que su sangre, a los que sigue llamando hijos para que sean niños de por vida en su voz.
Y después de esa lucha de titanes la vida se encarga de arrebatarle los recuerdos.
Quizá todo empezó cuando él se fué dejándola sumida en el más absoluto desconsuelo y por el que envejeció diez años en un mes, por el que se le olvidaba ya ser coqueta y hasta comer y por el que hoy años después vaga en esos mundos que inconscientemente le llevan a él.
Se que no hay mal que cien años dure y se que un día que no se si querer mas tarde que pronto se reencuentre con él y entonces recordará otra vez.