sábado, 24 de diciembre de 2011

Vida













Se vistió sus mejores galas, se pintó su mejor sonrisa, maquilló sus hermosos ojos y después de un hondo suspiro atravesó la puerta que separaba su mundo del resto.
Todos la esperaban, estaba radiante. Bajando la escalera que daba al salón, donde se oía ya el bullicio de conversaciones sin fondo y con mucha apariencia.
"Oh, que bonita", decían. Ojos escudriñadores y alguna que otra mueca cargada de un poco de envidia.
El vestido era de gasa azul, bordado en el pecho y en los hombros con pedrería, su pelo, recogido en una semi trenza aderezado con unos prendedores en forma de mariposa adornaban sus sienes para hacerla brillar más aún si cabía y en el cuello, una gargantilla de perlas, la misma que tiempo atrás Gerardo, su marido, le había regalado con motivo de su primer aniversario. No llevaba más adornos, no los necesitaba, su sola presencia inundaba toda la estancia y su bonita sonrisa, iluminaba todo lo que miraba.
Gerardo la esperaba abajo, con los invitados, en ese momento estaba al lado de Pandora (menudo nombre más apropiado para ella, pensaba). Le sonreía y la miraba con ojos enamorados.
Todos la observaban y cuchicheaban por lo bajo, nadie sabía porque tenía esa mirada tan serena ni porque su sonrisa se había vuelto eterna.
Despues de los consabidos saludos y piropos de cortesía, se sentaron en la enorme mesa habilitada para la ocasión.
La cena transcurría agradablemente entre banales conversaciones acerca del tiempo o la estupenda velada que estaban pasando.
Jenifer comía y bebía pausadamente, como si no tuviese prisa por nada. Se sentía lejana, como si no estuviese en la habitación. Gerardo y ella se miraban y sonreían, solo ellos sabían porque. De vez en cuando su suegra, sentada a su derecha, le hacía algun comentario y su padre sentado a su izquierda, le decía lo bonita que estaba hoy y cuanto se alegraba de su cambio de actitud.
Después de degustar, consomé, cordero, besugo y postres variados regados con un delicioso Huns blanco crianza 2005, un perfumado Xangú rosado crianza 2001 y un contundente Rotin tinto crianza 2002, además de agua de Palermo y de La Consolación, el brindis no se hizo esperar.
Jenifer se levantó de la silla y mirando primero a los invitados, después a su padre y finalmente a su suegra y con infinita ternura, mirando a Gerardo que la miraba embelesado desde el quicio de la puerta pronunció:
-Queridos amigos, se que estos tres últimos meses he estado ausente, casi
desaparecida. Se que todos vosotros estabais muy preocupados por mi,porque
así me lo ha hecho saber mi padre y os doy a todos las gracias, por eso,
en una fecha tan señalada como es hoy, el día de Nochebuena, bueno ya
mirando la hora que es, ya es Navidad, no he encontrado mejor modo de
devolveros tantas atenciones y amabilidades haciéndoos partípipes de algo
que por fin me ha devuelto parte de la alegría que perdí.
Amigos, papá, Eulalia, mi querida suegra que desde que la conocí, siempre ha estado a mi lado, como si realmente fuese una segunda madre... ¡Estoy embarazada!.
Un aplauso y multitud de risas se oyeron por toda la sala, todas menos las de Jenifer y Gerardo que sonreían dulcemente, no necesitaban más.
Ahora llegaba el momento de la despedida. Gerardo se acercó a Jenifer por detras y le besó tiernamente en el cuello como había hecho tantas veces. Tocó suavemente su vientre y le susurró que cuando llegase su momento allí estaría esperándola.
Lo vió alejarse rodeado de una tenue luz blanquecina, solo vista por ella y sonriendo rozó su vientre. Gerardo ahora siempre estaría con ella, en su ser y después en la mirada de su hijo, ese niño que engendraron y que él le dejó como un regalo de vida.
Ya no se sentiría sola. El siempre la acompañaría.

FELIZ NOCHE PARA TODOS.